Hace dos veranos, el año del Mundial, mi prima Nadia se quedó con nosotros unos días mientras sus padres estaban de viaje. Nadia entonces sólo tenía dos años, y yo le contaba muchos cuentos. Después ella los cogía, abría el libro, iba pasando las páginas y decía lo que ponía en cada una al pie de la letra, sin saberlo leer. Lo leía con la misma entonación que yo. ¡Impresionante lo que hacen la memoria y el interés! Éste era su libro preferido, con razón, porque estaba en casa de su prima (yo):
Mi madre dice que cuando yo era pequeña (cuando tenía un año) tenía un libro favorito: "El patito feo". A todo el mundo que venía a mi casa le pedía que me lo leyera. Mi hermano, que tenía 3 años, se acabó aprendiendo el cuento de memoria.
No quiero ser Supernanny, pero los padres y las madres ¡debéis leer más a los niños!
Qué simpáticas anécdotas. Es verdad: tenemos que leer más a los bebés, y ponerles menos pelis, desde luego!
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